LA RUTA DEL SOL
Carlos Gutiérrez Recio
El día 22 de Febrero se conmemora el 101 aniversario de los magnicidios
perpetrados contra don Francisco I. Madero y don José María Pino Suárez, por
órdenes de Victoriano Huerta que recibió el consejo de asesinarlos de parte del
entonces embajador de los Estados Unidos de América, Henry Lane Wilson, en el
Pacto de la Embajada que culminó con la llamada Decena Trágica.
Tres días antes del atentado criminal, don Venustiano
Carranza en aquel entonces gobernador del estado independiente, libre y
soberano de Coahuila, había desconocido al usurpador, emitiendo el decreto mi
421,solicitando al Congreso del Estado facultades para levantarse en armas y
proceder en consecuencia, pero lamentablemente sucedió lo que muchos sabemos.
La inocencia, ingenuidad y desconocimiento de la política
provocó que don Panchito Madero cayera en la trampa orquestada por los
militares y los porfiristas que se habían quedado en el poder, al no hacerle
caso el hombre originario de Parras al otro hombre nacido en Cuatro Ciénegas
que le había dicho: Revolución que transa es Revolución perdida.
El señor Madero era exageradamente bueno, por su mente
jamás pasó la duda de la maldad, no obstante que desde un principio desconfió
de Victoriano Huerta, al final le dio el poder suficiente para que éste lo
traicionara en forma tan villana que por ello los redactores le pusieron el
mote de chacal, pero fue después de haber abandonado la presidencia.
Consta en documentos la bondad de don Francisco, no
obstante que la confirmación todavía está por comprobarse, algunos veteranos
afirman que el primer presidente democrático de México, era ahijado de don
Porfirio Díaz, si tomamos en cuenta que su abuelo don Evaristo Madero había
sido gobernador de Coahuila y gente muy cercana al dictador.
Lo que si podemos comprobar es que cuando salió
desterrado el héroe de la Batalla del dos de abril, así como el juarista que
entró a la ciudad de México a la caída de Maximiliano en Querétaro, fue
pensionado por don Panchito asignándole la cantidad de 700 pesos mensuales,
gracias a los servicios prestados al ejército durante 40 años.
Don Porfirio Díaz Mori, donó esa cantidad para el
sostenimiento de los cadetes del Heróico Colegio Militar y cuando viajó a
Veracruz para tomar el Ipiranga rumbo a Paris en un viaje sin retorno, quien lo
escoltó fue Victoriano Huerta entonces general brigadier. Al despedirse le dio
el alto honor de ser el defensor del Escudo Nacional.
Desde entonces Huerta creyó que era el elegido para
substituir a don Porfirio por la confianza que le depositó antes de partir
hacia Europa, luego don Francisco lo designó Jefe de la División del Norte para
venir a derrotar a Pascual Orozco, regresando a México donde el señor Madero lo
ascendió a general de división. Lo demás, también muchos lo sabemos.
En esta columna aparece una copia de la carta enviada
a don Arturo Borrego, al administrador que tenía en Cuatro Ciénegas (se dice
que era medio hermano), donde le menciona la venta de cera de candelilla, el
escrito está fechado y firmado el cuatro de enero de 1913, a un mes con 18 días
de ser asesinado, el hombre estaba más metido en sus negocios que en su
seguridad.
El 10 de enero de 1913, llegó a México el embajador de
Cuba, don Manuel Márquez Sterling, el mismo que lo designó como Apóstol de la
Democracia, viviendo el mes con 12 días como diplomático el verdadero drama
que rodeó a Francisco I. Madero, pues
cientos de personas en la capital de la república sabían que iba a ser
traicionado por Victoriano Huerta, menos él.
Inclusive cuando fue aprehendido junto con Pino
Suárez, el canciller cubano tenía dispuesto un barco para trasladar al Apóstol,
su esposa Sarita, sus padres y hermanos (menos Gustavo, que había sido
ferozmente masacrado el 19 de febrero, por los golpistas en la Ciudadela), pero
el embajador norteamericano les jugó el dedo en la boca.
El propio Márquez Sterling para salvaguardar la vida
de Madero y Pino Suárez, había pernoctado en la misma celda, junto con el
general Felipe Ángeles que también se encontraba preso en el penal de
Lecumberri, pero nunca pensó que serían
asesinados por dos esbirros de Huerta, Francisco Cecilio Cárdenas Sucilla y
Rafael Pimienta.
Pasando a cosas ignorantes, los artistas y algunos que
se dicen historiadores están haciendo trizas los verdaderos acontecimientos de
la Revolución Mexicana y a las pruebas me remito: por los ocho murales pintados
en el Congreso del Estado, que plasmó Gerardo Beuchot Puentes, según se dice
tuvo un costo de dos millones de pesos la obra mencionada.
Con el título de “Carranza en los Muros del Congreso”,
en uno pusieron al Primer Jefe como Lanzando con su mirada un rayo arcoíris a
la Constitución, en otro el Escudo Nacional y de Coahuila, con colores que no
son los originales y luego también aparece don Venustiano en la firma de los
Tratados de Teoloyucan el 13 de agosto de 1914, cuando no es cierto.
Es una lástima que en pleno palacio legislativo, hayan
falseado la verdadera historia, al no tener el mínimo conocimiento de los
hechos, por ello me permito hacer público mi descontento al poner la imagen de
un empleado del Congreso, cuando nada tiene qué ver, todo lo anterior está
fuera de lugar, por eso lo afirmo, confirmo y firmo.