lunes, 20 de enero de 2014

A 235 AÑOS DEL NATALICIO DEL GRAL IGNACIO ALLENDE, PRÓCER DEL MOVIMIENTO DE INDEPENDENCIA

A 235 AÑOS DEL NATALICIO DEL GRAL IGNACIO ALLENDE,
PRÓCER DEL MOVIMIENTO DE INDEPENDENCIA

 
El 21 de enero de 1769, nació José Ignacio de Allende y Unzaga, en San Miguel el Grande, intendencia de Guanajuato, hoy llamada San Miguel de Allende, en su honor. Su padre fue un rico comerciante y hacendado, pero él prefirió hacer  carrera militar e ingresó al ejército virreinal. A los veintitrés años de edad, tuvo su primer hijo, llamado Indalecio, acribillado en la emboscada en Baján, éste nació fuera de matrimonio.
En 1794, se organizó el Regimiento Provincial de Dragones de la Reina en su pueblo natal, al que se unieron Allende, Juan Aldama y Mariano Jiménez.  Allende recibió varias comisiones y destacó en una campaña en Texas, en contra de un aventurero contrabandista, en 1801, acciones que le valieron su ascenso a capitán. Llegó a estar al mando del Regimiento de Dragones de la Reina; luego, fue concentrado en la ciudad de México, Jalapa y El Palmar (Sonora), lugares donde se comunicó con liberales y masones, que le transmitieron sus pensamientos independentistas.
Regresó a su tierra en 1809, año que manifestó sus inquietudes por derrocar al régimen virreinal, al participar en conspiraciones, contrarias al gobierno español, perturbado por la invasión napoleónica. Historiadores aseguran que concurrió a Valladolid a colaborar con José Mariano de Michelena y José María García Obeso, para levantarse en contra de las autoridades de la Nueva España, pero sus intentos fueron fallidos al ser delatadas sus juntas; luego, no tardó en organizar reuniones con simpatizantes de un movimiento de independencia, en su nativo San Miguel; posteriormente, motivó otras asambleas en Celaya, San Felipe y San Luis Potosí.
Invitó al cura don Miguel Hidalgo a unirse a los conspiradores de Querétaro, reunidos en la casa del corregidor don Miguel Domínguez y su esposa doña Josefa Ortiz de Domínguez, quienes hicieron preparativos para un levantamiento, en octubre de 1810. Pero, ellos fueron delatados y el alzamiento se precipitó, la madrugada del 16 de septiembre, por decisión tomada por Hidalgo y en Dolores, convocó al pueblo a tomar las armas. Allende organizó tropas de infantería y caballería adiestradas. Pronto, se les unieron numerosos adeptos a la causa insurgente, no bien armados, pero entusiastas y desarrollaron una campaña exitosa en el Bajío. En Celaya, Allende fue nombrado teniente general; pronto,  en Ácambaro, se le proclamó capitán  general. A la vez, Hidalgo fue elevado como generalísimo de la causa libertaria. Gracias a las tácticas militares de Allende, después de un enfrentamiento de intenso combate en contra del ejército virreinal, los insurgentes obtuvieron un glorioso triunfo en el monte de Las Cruces, próximo a la ciudad de México, bastión valioso que Hidalgo no decidió atacar,  a pesar de las recomendaciones de Allende.
Posteriormente, la persecución del brigadier Félix María Calleja en contra de los rebelados, les infringió pérdidas consecutivas, hasta que las tropas de Hidalgo y Allende tomaron rumbos distintos y volvieron a unirse para resistir la batalla decisiva en Puente de Calderón, punto próximo a Guadalajara, donde fueron derrotados y decidieron marchar al norte. Primero, dieron orden a Jiménez de adelantarse, hasta que ocupó Saltillo, donde esperó a sus compañeros.  
El grueso de la tropa emprendió su marcha a Aguascalientes; y en una hacienda del camino, Hidalgo dimitió del mando y Allende fue reconocido generalísimo de las tropas insurgentes. Luego, continuaron a Zacatecas, Salinas El Venado, Charcas, Matehuala y Saltillo.
De ahí, en contingentes desorganizados, cruzaron accidentados parajes áridos y desoladas rancherías, escasas de agua, necesarísima para abastecer a personas y bestias, hasta que fueron sorprendidos en Norias de Baján. Poco a poco, conforme daban vuelta a una loma del desértico camino, los pequeños grupos fueron sorprendidos y apresados. Vencidos por el cansancio, agotados por la sed y desconcertados por la impresión nefasta, los insurgentes fueron cayendo, prácticamente, sin oponer resistencia alguna. 
En modo interrumpido, pequeñas partidas militares y coches, en los que viajaban mujeres y jefes, avanzaba la columna insurgente; en el quinto vehículo, venía Allende y fue el único quien disparó contra los agresores, éstos respondieron con una descarga, que ocasionó la muerte de su hijo Indalecio y una herida grave al general Joaquín Arias. Esto sucedió el 21 de marzo de 1811.
Los caudillos y las tropas aprehendidas fueron llevados a Monclova, donde fueron ejecutados unos oficiales de grado menor, los cabecillas fueron trasladados a Chihuahua, para ser juzgados. Un grupo de clérigos  fue mandado a Durango
Ignacio Allende fue juzgado por insubordinación y fusilado el 26 de junio de 1811. Su  cuerpo fue decapitado y su cabeza colgada en una de las esquinas de la Alhóndiga de Granaditas, en Guanajuato, como las de sus compañeros de lucha, para escarmiento de los rebeldes contrarios a la corona de España. Hasta 1821, cuando sus restos fueron inhumados con honores, como héroe de la patria; posteriormente, se llevaron a la Columna de la Independencia, en la capital del país. 
 
                                                                                                                             R. W. B.
                                                                                                                         20 / I / 2014

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